La anécdota

En el transcurso del pleno de control al gobierno que tuvo lugar ayer, nos enteramos de un hecho que podría pasar desapercibido si no fuera porque es algo definitorio en cuanto a lo que entiende el PP por política. Que el Coordinador del Convenio MEDC-Ciudad viva en Algeciras podría ser considerada una mera anécdota si no fuese porque este convenio tiene una naturaleza vital para las políticas educativas de nuestra ciudad, si no fuera porque Ceuta lidera una de las tasas de fracaso escolar más alta de Europa, si no fuera porque los recursos comunitarios en educación ya son de por sí precarios. No obstante, esto no es lo más relevante (que sí lo es), lo más importante es la propia concepción que tiene el PP de servicio público o de los servicios públicos.

Cómo se le puede exigir coherencia a un partido que gestiona la educación en nuestra ciudad cuando ni ellos viven en ella. Cómo se le puede pedir sensibilidad a un gobierno en políticas de sanidad cuando ellos son los primeros que acuden a la privada cuando enferman. Cómo le vamos a pedir que implementen soluciones al problema de la frontera cuando son otros los que salen a Marruecos a desahogar sus economías domésticas. Y claro, como no hay respuestas para ello usan argumentos tan peregrinos como la unidad de España, el peligro inminente de una invasión o, lo que algunos buenos pensantes definen como el “gueto del centro” (absolutamente ridículo).

No creen en Ceuta. Sólo el interés personal y/o corporativo les mueve. Y es que, quien cree en su ciudad, se desvive por ella, y no lo hace dando discursos que pueden agradar al personal, sino que lo hace con hechos. No hay mejor apuesta por la educación que ser parte de la escuela pública y defenderla por encima de intereses de partido. Sin embargo, cuando se usa la administración de forma patrimonial y se la considera como un recurso más para contentar a tus fieles, suceden estas cosas. Se nombran a personas que no son aptas para el cargo que ostentan o simplemente se crean cargos inútiles para ampliar la nómina de fieles. Recordemos ese gran nombramiento de coordinador del Polígono del Tarajal. Toda una oda a la mediocridad política.

No me desagrada tanto que nombren a quien quieran como el hecho de que paguemos con dinero público sus sueldos, y claro está, ahí sí que encuentro argumentos para reclamar una gestión eficiente de mis/tus recursos. No voy ni tan siquiera a valorar si esta figura es necesaria, sólo exigiré que quien ostente este cargo no considere a Ceuta una carga cada vez que tenga que coger el barco para venir a ver qué tal van las cosas. Fíjense, ya ni tan siquiera voy a preguntar cuánto se le paga por desarrollar este cargo, tan sólo pido que responda a sus obligaciones y no creo que desde Algeciras se gestione correctamente la educación de nuestros/as hijos/as.

Desvirtuar y corromper el significado de la gestión de lo público sólo conduce a la desafección ciudadana hacia las instituciones (consideradas como nidos de vividores). Descrédito y malestar que acaba afectando al propio sistema. Eso sí que es lesivo para los intereses para nuestro país, eso sí que es antipatriota.


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